Libertad es una palabra que denota la facultad del hombre/la mujer para elegir entre varias opciones sin violencia externa ni presión interna. También significa la circunstancia de no estar sujeto a una obligación o un trabajo. Los límites que ésta pueda tener dentro del parapeto de nuestra "Democracia Representativa" va a depender de cada persona. Esta palabra la podemos comparar con una selva, con los aires y con la mar: En la selva la fiera más grande se come a la más pequeña, en los aires los pájaros más grande destruyen a los pequeños y en los mares el pez grande se come el pequeño. No veo razón para que en nuestro sistema de tantas libertades sea diferente y no lo es. Voltaire, con la palabra inteligente tal vez pudo vencer al cetro soberano pero parece que en aquella era había más honor y más amor al civismo que en los tiempos que estamos viviendo. El pensamiento es un don que cautiva. Esta otra palabra "cautiva" es tan controversial como la "libertad". Puede significar que nos hace florecer pero también que somos reos. El sistema social al que estamos acostumbrado en nuestra democracia funciona de la misma manera y si no lo entendemos en sus altas y sus bajas nos traerá problemas. No hace falta que nos claven una espada en el pecho para quitarnos la vida, se la llevan por medio de la palabra, haciendo prisionero nuestro pensamiento.
El derecho que tenemos de ir tras nuestra felicidad es un derecho que, por ejemplo: En Estados Unidos sólo un cinco porciento o menos de la población general lo alcanza. Este es un reporte del Seguro Social de Estados Unidos que dice que sólo un cinco porciento de las personas que se retiran a la edad de 65 años tienen ahorros de mil dólares o más en el momento de su retiro. Es decir que en esa gran nación de tantos laureles democráticos hay más de 285 millones de personas que viven prestados o en la pobreza, viviendo para trabajar hasta el día de su muerte. Esto es en la nación de más libertades y de la democracia más extensa. Llamamos a esto libertad? Lo bello del sistema es que éste se presta para que hagamos con nuestras vidas lo que nosotros queramos, lo que nosotros pensemos. Es decir que, nos estamos dejando arrastrar por los hábitos heredados, por el consumerismo, por el fanatismo y por otros vicios de la sociedad y nos convertimos en reos de la misma. pero es por nuestras mismas acciones. Vamos en dirección de lo que hace la mayoría, en dirección de ese 95% que nace, estudia, trabaja y muere. La sociedad no tiene la culpa de que ese 95% haya entregado su libertad a sus hábitos. La culpa es de nosotros por no hacer las decisiones correctas, por no actuar con nuestros propios pensamientos pero siguiendo los pensamientos de unos buitres que nos controlan, que nos cautivan en ambas formas de la palabra.
Por más que tengamos una bandera solitaria dando lumbre a nuestras esperanzas, por más que tengamos un suelo libre de intervenciones exteriores y de líderes extremistas, si no existe un remanso dentro de nuestros pechos, en nuestros pensamientos creado por una solvencia económica a base de ahorros o ingreso residuales y no por la realización continua del trabajo, la libertad es un engaño. En algún punto de nuestras vidas el trabajo hay que convertirlo en una herramienta del pasado, en un vehículo que usamos para llegar a la libertad o de lo contrario siempre seremos los reos de ésta. La palabra libertad nos cautiva al ofrecernos sueños y derechos pero también nos cautiva cuando hace que nuestro mundo se vuelva pequeñito por los derechos de los unos. Nosotros nos convertimos en el resultado de nuestros pensamientos y nuestras acciones. Así que, no dejes tu libertad en cautiverio por falta de actuar con tus sueños.
miércoles, 20 de febrero de 2008
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