Por muchas razones y a través de los años han habido varias circunstancias que me han identificado con Santiago y por tales razones fue que busqué en la red cibernética contactos literarios de esa recordada ciudad. Estas circunstancias son las siguientes:
1. Aunque fui declarado en Moca, nací en casa de una tía abuela llamada Lucrecia Arias, en Estancia Nueva, Santiago. Donde vivíamos en Canca Reparaciones nos quedaba más cerca la ciudad de Santiago que la de Moca. Durante la época de 1950-60 pasé muchos días en casa de esta señora observándola hacer coronas metálicas para vender a las funerarias. Yo no llegué a conocer a Santo Domingo hasta 1961, es decir que mi capital era Santiago.
2. En 1991 contraje matrimonio en Santiago con la madre de mi única hija quisqueyana, Carolyn Leonora Cabrera.
3. Durante mis viajes de visita a la República siempre visité a Santiago ya que allí residió hasta su muerte el año antepasado, el último tío que me quedaba por pate de mi padre, Leonel Cabrera Ariza. Al igual, mi segundo apellido es Pichardo, que también son mayormente de Santiago y por ese lado tengo allí muchos familiares que no conozco.
4. En la Catedral de Santiago se encuentran los restos del General Raúl Cabrera, hermano de mi bisabuelo el también General Eliseo Cabrera, cuyos restos se encuentran el el Convento los Dominicos de Santo Domingo. Raúl Cabrera fue el poeta épico de Canca Reparaciones y sé que por lo menos un par de sus poesías se publicaron en una revista de Santo Domingo en 1958, de las cuales tengo fotocopias. De él tengo un total de 18 poesías de las cuales por lo menos 16 están inéditas. Esto fue una herencia que me dejó una hija del General Eliseo Cabrera, Luz Cabrera Vda. Vásquez, quien muriera en 1991. Raúl Cabrera murió en una batalla en la ciudad de Esperanza, combatiendo contra las fuerzas del General Demetrio Rodríguez.
La siguiente décima la escribí en Santiago durante mi última visita en enero del 2004:
Monumento a los Héroes
Desde el Kukaramakara
miro tu vasta hermosura
recordando con premura
aventuras que en tus fraguas
dieron luz a mi esperanza.
Hasta los cielos la altura
de tu bella arquitectura.
Sintetizas en las artes
de Santiago un estandarte...
Eres honor y cordura.
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Quiero añadir a esta entrada una de las poesías de Raúl Cabrera.
En el Campo
El hombre en las ciudades populosas
para humillar la gran naturaleza,
levanta maravillas portentosas
que son la pequeñez de su grandeza.
Mas el tiempo, que es juez, con ceño torvo
sobre tanta soberbia alza la mano,
y se ven confundidas en el polvo
esas miserias del orgullo humano.
¡Aquí todo es grandioso, todo eterno,
los siglos pasan sin dejar sus huellas
y dice tanto al alma un eco tierno
como la mar embravecida y bella!
¡Ya iluminen del sol los bellos lampos
ya de meza la luna en el espacio,
es más hermoso el brillo de los campos
que el brillo fascinante del topacio!
¡Humanidad degenerada, injusta,
si llegas hasta aquí ¡Oh! de rodillas
admirarás la majestad augusta
en que nos muestra Dios sus maravillas.
¡Aquí es el hombre un átomo que piensa,
aquí se acaba la soberbia humana
y el alma eleva su divina esencia
a la verdad eterna y soberana!
Sí, el campo es un edén. En él la vista
como una mariposa vuela inquieta:
¿Quién mirando las selvas no es artista,
quién, viendo las praderas no es poeta?
Aquí una flor cuya belleza encanta;
allí la linfa de la mansa fuente
a lo lejos el pájaro que canta
y en toda majestad ¡Dios que se siente!
¡Oh Patria! ¡Oh juventud! Sigue el camino
que marca a todos el deber austero.
Sea próspero o adverso tu destino
alza la frente con honor severo.
¡Y si en la lucha por el bien te falta
el generoso aliento que te guía,
recuerda al hijo de la noble Esparta
sé tú el escudo de la Patria mía.
lunes, 3 de marzo de 2008
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