Ya son las doce pero aún no duermo:
siento un fuego invadiendo mi cabeza,
un éter palpitante de tristeza
que nubla el parabién del pensamiento.
Del corazón avieso sufrimiento
que crece con el paso de los días,
rancio dolor que no tiene salida
y que hiere todos los sentimientos.
De los pueblos se merma la esperanza;
la gente en medio de su desepero
en retazos convirtieron el alma.
Te siento, mundo injusto y no puedo
soportar esa miasma que te baña
y en mi desvelo, sin morir me muero.
Derechos Reservados:
Marcos A. Cabrera
martes, 25 de marzo de 2008
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2 comentarios:
Hola, Marcos.
Me identifico mucho con este poema... Su tristeza, su carga de dolor, de desesperanza, su clamor ante la injuticia.
Qué bueno que lo pusiste aquí.
Gracias Rosa. Tú siempre estás alerta. A medida que conozca mi obra te darás cuenta que una gran parte es una queja como retazos, inclusive el libro que acaba de salir, Maze. Tus comentarios son siempre apreciados. También empezé a hacer publicaciones en: marcoscabrera2008.hi5.com. En ese medio puedo llegar a la gente más rápido.
Abrazos.
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