Aunque apenas yo tenía ocho años de edad, todavía me recuerdo de aquel día de 1956 cuando un jeep de la Policía Nacional Dominicana se paró frente a nuestra casa e invitó a mi papá a que los acompañara. La casa color rosa y verde tenía un medio balcón al frente donde me quedé observando los tres policías que desmontados de su vehículo, esperaban en la acera a que mi papá se vistiera.
Vivíamos en La Vega y sólo sé que era en un lugar como a unas dos cuadras del Río Camú. Por lo menos por allí también vivía mi abuela por parte de madre y otros familiares ya que mi madre era de La Vega. Sé que se hicieron las gestiones para ir a visitar a mi papá pero allí le dijeron que él no estaba allí ya que lo habían llevado a otro lugar que tampoco pudieron decirle. Todas las semanas un jeep oficial de la policía venía a la casa y traía una compra de alimentos y le entregaba a mi mamá algo de dinero para la semana. Supe a ese entonces que por igual otros de mis tíos habían sido arrestados pero no sabía por qué.
Unos dos o tres meses después mi papá regresó. Veía a este señor que se acercaba; flaco, barbú, pelú y a quien yo no reconocía hasta que un vecino del frente gritó ¡es Toñito!, el cual era el apodo de mi padre. Eso pasó y pronto después nos mudamos de nuevo a Moca y mi padre volvió a su posición con el servicio de inteligencia de Trujillo. Yo me quedé con la duda de lo que había pasado pero sí supe que el único de doce hermanos que no fue aprisionado fue a un tío, a ese entonces Coronel Guarién Cabrera Ariza, quien durante el incidente se encontraba jugando Polo en Argentina con Ramfis Trujillo y Porfirio Rubirosa entre otros. Según supe años después, él fue quien gestionó la libertad de los otros hermanos.
En el 1959, cuando la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo, me acuerdo ver a este mismo tío pararse frente a mi casa, en la carretera de Moca a Santiago, con sus tropas en camino a combatir las tropas que habían llegado por Maimón desde Cuba, de los cuales sólo quedara vivo Delio Gómez Ochoa.
En algún momento durante el año de 1963, visité la casa de una de mis tías, Luz Cabrera, en Santo Domingo, momento en el que se celebraba en su casa una reunión del 14 de Junio. Aunque no era de mi interés, sí supe que se estaban cerrando puntas de una rebelión que acababa de pasar y en la cual habían muerto por lo menos 28 personas, emboscados por las tropas del gobierno y acribillados cuando supuestamente se estaban entregando, historia que me corroboró mi padre ya que éste fue una de las personas que se ofrecieron de intermediarios para negociar un convenio con los sublevados, entre los cuales se encontraba unos de mis primos.
El año siguiente emigré a Puerto Rico. Vino la rebolución del 1965 en la cual tenía familiares en ambos lados. Supe que en una ocasión las tropas de Estados Unidos le ametrallaron la casa a Tía Luz. Más que nada, todos estos aconteceres dentro de la familia eran como mariposas que vagaban en mi cabeza con mucho vuelo pero sin destino alguno.
En 1968 decidí regresar a mi país y me fui a vivir con Tía Luz donde sé que siempre era bien recibido en su casa de la Avenida Pasteur en Gazcue, la misma que anteriormente visitara en el 63 y la misma que los americanos ametrallaron en el 65. Durante mi estadía allí, la que duró por unos seis meses, se casó una de mis primas que vivía a una dos cuadras de allí y a cuya boda yo no fui invitado como tampoco los hijos de Tía Luz. De todas formas era un fin de semana y cada cual tenía para donde ir y terminé quedándome solo con Tía Luz.
Empezamos a conversar y le pregunté quien era la persona que estaba en una foto en su mesita de noche en la habitación. Me dijo que era su hijo al cual no veía desde el 1956. Cuando me dijo esa fecha seguido me recordó el arresto de mi papá y sin pensar nada más, le confié a ella esas cosas que llevaba en mi cabeza. Ahí fue, cuando entonces por parte de ella, puede enterarme con muchos detalles de las circunstancias que envolvieron esa época, inclusive, muchos detalles sobre las hermanas Mirabal.
La foto que estaba en su habitación era de su hijo, Bolívar Candelario Cabrera, quien también fue uno de los Cabreras apresados en el 1956. Lo que hubo fue una conspiración para asesinar a Trujillo en Moca, la cual fue descubierta. Su hijo Bolívar, como también nuestro primo, Fellito Estévez Cabrera, fueron apresados y hasta el día de hoy nunca se ha sabido qué fue de ellos. Por muchos años Tía Luz tuvo la esperaza de encontrar a su hijo. Se dijo que éste se había ido a Cuba y que se encontraba en la Sierra Maestra con el Ché Guevara. Los años pasaron llenos de luto con la vaga esperanza de que Bolívar apareciera en algún lugar. Tía Luz murió en el 1991, 35 años después de que su hijo desapareciera sin tan siquiera tener el consuelo de poder llevar una flor a su tumba, porque ni una tumba quedó con sus huellas.
martes, 11 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
es cierto. precisamente estaba buscando algo ke hablara de fellito estevez en el internet y me encontre con este articulo. siempre he oido hablar a mi padre de su amigo fellito y nadie lo menciona cuando hablan de los complots para matar a trujillo. esta manana estabamos hablando de eso y le dije ke ibamos a hacer un video el hablando de eso para colocarlo en youtube a ver si por ese medio la gente conoce de eso. Porque mi padre me dijo que eso fue un acontecimiento muy interesante digno de que las nuevas generaciones sepan de eso. fellito duro mucho tiempo ideando eso , se hizo acompanar por muchas gentes armados y casi lo iba a hacer si no hubiera sido por un calie que se infiltro'.
Soy hija de Gustavo Estevez Cabrera, hermano de Fellito quien le acompano en toda su trayectoria hasta al final, incluso en la carcel. Puedo darles testimonio segun me contaba mi padre pues murio en 1997 de todas las calamidades que paso toda la familia y del gran hombre y lider que fue Fellito. Gracias por recordarles a traves de este blog.
Publicar un comentario