lunes, 17 de enero de 2011

Eliseo A. Cabrera Ariza

Eliseo Antonio Cabrera Ariza fue el hijo mayor de Eliseo Cabrera y Mercedes Ariza. Nacido el 5 de diciembre de 1905 en Canca Cabrera, Moca, Provincia Espaillat, República Dominicana. Murió el 3 de julio de 1984 en casa de su hijo mayor, Fabio Eliseo Cabrera Andújar, Santo Domingo, República Dominicana.

En su totalidad fue padre de nueve hijos:

Fabio Eliseo Cabrera Andújar
Antonio Cabrera (Antolín)
Marcos A. Cabrera Pichardo
Miguel A. Cabrera Pichardo
Mercedes O. Cabrera Pichardo
Angela M. Cabrera Pichardo
María A. Cabrera Pichardo
Ramfis R. Cabrera Pichardo
Josefina A. Cabrera Pichardo

Toñito, como comunmente de le llamaba, tuvo una vida llena de encrucijadas desde su juventud, mayormente desde la llegada del general Rafael Leonidas Trujillo Molina al poder en 1930, cuando él apenas tenía 24 años. Esta información me la dio él a mí como también me la corroboró mi tío abuelo Jaime Cabrera Arias y mi tío Leonel Cabrera Ariza. En ese entonces la mayoría de los Cabrera apoyaban al Presidente Horacio Vásquez, a quien Trujillo traicionara para acaparar el poder. Consecuentemente, hubieron muchos desacuerdos políticos en toda la nación. Siendo el mayor de los Cabrera Ariza fue quien en aquella vez se tiró a las calles de Santiago de los Caballeros a hacer reuniones en contra del gobierno recién establecido de Trujill. Agobiado por la situación y posiblemene presionado por sus padres y otros familiares emigró a Puerto Rico, desde donde regresó unos meses después a petición del mismo Trujillo, quién sabemos a su vez que tenía mucho respeto y estima por nuestra familia.

Luego del regreso a la República se fue a vivir a la casa de sus padres en Canca, donde por muchos años cuidó de la finca de la familia y de las cosechas de tabaco. Todo estuvo en calma hasta que en el 1949 tuvo un duelo a muerte con su primo Otilio Cabrera. Otilio poco después murió a causa de las heridas que recibió en esa pelea, la que se libró con machetes al frente de nuestra propia casa en Canca. Ese incidente dio un giro completo a su vida como también a la de los Cabrera Ariza por lo siguiente:

1. Causó una separación en la familia Cabrera que conjuntamente con otros hechos de la década siguiente nos ha durado para toda la vida.

2. Para evitar más problemas y con el acuerdo de los demás hermanos y hermanas cedió la finca a su hermano Leonel Cabrera, a quien la familia consideró un mejor administrador, y se fue a vivir a nuestra ciudad de Moca.

3. Como resultado de todo eso regresó a la política dominicana como alto funcionario del Partido Dominicano en Moca.

A fines de 1953 tuvo un grave accidente automovilístico en su Chevrolet Belair negro de 1949, carro que adoraba. Me acuerdo una vez que tío Leonel nos visitó en la casa que vivíamos en la calle El Rodario de Moca. Tío Leonel vino con un Studebaker de tonos verdes que tenía y lo estacionó detrás del carro de mi papá, si mal no me acuerdo eran los únicos dos carros en toda la calle. Para mí eso fue una sensación de grandeza aunque sólo tenía cinco años de edad. El accidente le causó una larga hospitalización y la perdida de su carro y de la posición que tenía en el Partido Dominicano. A su regreso a la fuerza laboral el gobierno le dio un nombramiento en el Servicio Secreto de Trujillo.  En el 1957 convertido en Servicio de Inteligencia Militar (SIM).

En el 1956, mientras vivíamos en La Vega, fue apresado por la Policía Nacional, como lo fueron casi todos los Cabrera, por un complot que hubo para el derrocamiento de Trujillo, este encabezado por los hermanos Estévez Cabrera.  La trama era para asesinar a Trujillo en la Iglesia Sagrado Corazón de Jesus de Moca.  Luego de dos meses en prisión sin saber nada de él, fue dejado en libertad y reinstalado en su cargo con el Gobierno. Durante ese periódo de su detenimiento nunca nos faltó alimento ya que todas las semanas venía un jeep de La Policía Nacional a traernos alimentos. Hasta el día de hoy no sé quien ordenara los alimentos para nosotros. Me imagino que fue Trujillo pero esa fue una de las preguntas que mi padre no me pudo contestar con certeza durante esa etapa de 1968 que compartí con él. Hubieron dos Cabrera que nunca regresaron de ese encarcelamiento de 1956, fueron los primos;  Dr. Rafael Esteves Cabrera (Fellito) y Bolívar Candelario Cabrera, a quienes por razón que desconozco y que él tampoco pudo contestarme, alguien los señaló como líderes del atentado.  Supongo que en el caso de Bolívar hubieron otras razones que no tenían nada que ver con ese atentado.

En el 1958 nos construyó una vivienda en Estancia Nueva, Moca, donde nacieran mis dos hermanos menores. Cuya casa fue destruída por las turbas antitrujillistas en diciembre 7 de 1961. Un par de semanas antes trataron de quemarla con todos nosotros dentro; mi padre, mi madre y siete de nosotros. Mi hermana menor con días de nacida.

Al tiempo del asesinato de Trujillo en 1961, ya él había sido jubilado por el gobierno y recibía una pensión mensual de RD150. Además le pasaban RD50 adicionales por haberse quedado como informante del SIM.

La etapa de fines de 1961 hasta 1966 fueron tiempos de mucha persecución en contra de la familia Cabrera Ariza por parte de los gobiernos de turno, la prensa y las turbas. Una etapa de protección personal durante la cual hubieron muchos detalles que tendría que escribir un libro completo para redactarlos. Cuando la situación se tranquilizó un poco, el entonces Presidente de la República, Joaquín Balaguer, lo envió como encargado a una finca del gobierno en Azua, en el sector Los Negritos. De donde poco después renunció y no volvió a trabajar hasta el día de su muerte.

Entre sus valores tengo que decir que la honestidad tuvo primero. Esto fue algo que me lo demostró en varias ocasiones aunque la más clara fue luego del asesinato de Trujillo, cuando el SIM y otros cuerpos militares hicieron los arrestos de la familia De la Maza en Moca. Muchos de los representantes del gobierno se apoderaron de artículos, propiedades que le pertenecían a esas familias detenidas pero mi padre no quiso tocar nada.

Otro valor, y fue algo que siempre me inculcó, fue de no mentir. El prefería callar a decir una mentira. Como padre fue siempre recto con nosotros aunque a muy temprana edad nos desprendimos de su cuidado. A pesar de la distancia física que de ahí en adelante el destino nos deparara, siempre estuvo para mí cuando lo necesité para cualquier consejo. Hay dos pensamientos de él que siempre los he llevado conmigo como lámparas de mi vida y son los siguientes:

1. Cuando estuve en República Dominicana por un tiempo en el 1968-69, en una etapa mía de transición en la cual yo buscaba una ruta a mi delinquir personal, él me dijo en medio de su propia tristeza y con unos tragos en la cabeza, que "el único sol que podría dar luz a mi camino era el que yo llevaba por dentro".

2. Cuando estuve de servicio en Vietnam (1971), semanalmente recibí cartas de él con sus mensajes de motivación y valentía. A diferencia de otros que recibían cartas lastimeras, llenas de lloros y miedo. En el tesoro de pensamientos que constantemente me enviaba, una vez recibí el siguiente consejo y estas fueron sus palabras "No quiero que regreses como héroe de tu Patria, haz que los otros (el enemigo) sean héroes de la patria de ellos".

Tuvo dos debilidades las que fueron gran parte de su deterioro en los últimos años: El juego de gallos y el alcohol.

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